LOS NEGROS O EMPELLEJADOS

Los Negros o empellejados son personajes que participan activamente, los cuales, van cubiertos de cueros de cordero u oveja, por la espalda, la cola arrastrándoles, la cara cubierta con un pedazo de cuero de cordero, siempre con la lana hacia fuera. Estos personajes llevan un látigo en la mano y una espada de madera en la otra; las cuáles hacen sonar en cruz frente a la imagen de la virgen.

Están encargado que los devotos sigan el baile y se adhieran a el, para esto le propinan suaves latigazos y endilgan el camino de la procesión y el baile con sus espadas.

Ellos también rinden un homenaje especial a Nuestra Señora del Rosario en medio del baile haciendo sonar sus espadas de forma cruzada frente a la santísima imagen en un gesto de devoción y gratitud. Una vez terminado el baile en el interior del Santuario estos personajes continúan sus festejos en el patio conminando a los devotos y peregrinos a realizar tres pies de cuecas en homenaje a la virgen.
Además participan de este rito las llamadas Indias, o negras las cuales son mujeres que por manda o devoción se disfrazan con atuendos de color negro y adornadas con cintillos, pulseras, collares, aros y otros confeccionados por ellas mismas preferentemente con monedas de color plata.

Su rostro va completamente teñido de negro, este personaje tiene como misión acompañar a los empellejados y ayudar a mantener el orden y respeto durante la procesión y el baile, son activas bailarinas tanto en el rito ceremonial dentro del santuario como en el acompañamiento de las cuecas ejecutadas por los empellejados. Durante el rito ceremonial las indias hacen sonar sus bastones al compás de las melodías, en la culminación de estas festividades.

El día de la fiesta se despeja completamente la iglesia, y el baile se hace en torno al abanderado y a los que he descrito. A veces giran en derredor de la bandera y a veces se avanza y retrocede rindiendo homenaje a la imagen de la Santísima Virgen sin darle nunca la espalda.
Todo esto se hace a un ritmo, característico de esta fiesta, que lo arcan los pífanos y el bombo. Todo el pueblo puede participar y todos se someten al abanderado imitando sus movimientos, sin obstaculizarlos. Además todos los que participan en este baile lo hacen realizando un movimiento rítmico y cadencioso con los pies.


Durante el baile, los participantes están todo el tiempo en el más absoluto y respetuoso silencio.

Solo se escuchan los pífanos y el tambor que marcan el ritmo. Con los movimientos de la bandera, la que marcan los cambios del movimiento.

En lo que dura todo el baile los participantes mantienen una actitud de oración. Cuando las circunstancias lo permiten los fieles fija su mirada en la sagrada imagen a la cual están rindiendo homenaje mientras su cuerpo y pieses se mueven al ritmo de la comparsa ceremonial.